«Técnicas de fotografía nocturna en la Molineta» es una entrada sobre cuatro sesiones de fotografía nocturna en mi pueblo, Osa de la Vega (Cuenca). La publicación se centra en las técnicas fotográficas necesarias para capturar la Vía Láctea y la Luna en torno a «La Molineta», el único molino de viento que, en la actualidad, queda en pie (por los archivos históricos se sabe que había al menos tres, en diferentes parajes).
Aunque es una publicación inevitablemente técnica y didáctica para el atraído por la Fotografía, he huido, en lo posible, de tecnicismos. Está contada como un relato que cuenta una historia con cierta ironía, para que sea también de interés a los lectores que no les importa especialmente la Fotografía. En cualquier caso creo que, para todos, puede resultar interesante conocer la complejidad que encierra este tipo de imágenes.
LA MOLINETA
Es lunes 11 de septiembre y ayer fue el segundo domingo del mes, día de la fiesta grande en mi pueblo. Voy a estar aquí hasta el miércoles, último día de fiesta y quiero hacer algunas fotografías nocturnas. Escojo como sujeto “La Molineta”, el único molino de viento que nos queda.
Siempre que voy a una localización nocturna, busco imágenes en internet del lugar por dos motivos. Primero, como fuente de inspiración para la composición de las fotografías que quiero realizar y segundo, lo que es más importante, porque no me gusta repetir imágenes que ya se han hecho.
No encuentro ninguna fotografía nocturna de la Molineta y sólo veo dos fotos diurnas realizadas por Sergio Pardo el 1 de Enero del 2003 y otra del día que se inauguró, tras un remozado del molino, plantar unos pocos árboles y añadir algún mobiliario (bancos y tinajas). Son la imagen anterior y la siguiente.
AVENTURA QUIJOTESCA
No me parece bien que solo salgan tres fotos en internet. La Molineta es nuestro monumento mejor conservado de arquitectura popular y el más representativo de nuestra identidad manchega. Quizás no tenga la fama y magnificencia de la Iglesia gótica de la Asunción, pero representa, mejor que ésta, nuestra pertenencia a la tierra del Quijote.
Voy a tener que armarme de valor y, como Alonso Quijano, luchar contra esta injusta situación e incrementar la presencia de la Molineta en la red. Para esta tamaña empresa, que de lograrse dejaría sin duda un mundo mejor, no solo voy a fotografiarla de noche, sino que pienso, además, hacer una publicación en mi blog. Espero, como ya ocurre con otras entradas mías publicadas, que la lea mucha gente y Google la posicione bien. Ello incrementará el número de fotos de la Molineta en internet y, además, serán imágenes nocturnas inéditas hasta ahora.
PLANIFICANDO LA SESIÓN NOCTURNA
Acabo de tomar la enésima cerveza del día en la concurrida Plaza Mayor, lugar de todos los actos y atracciones de la Fiesta del «Santo Rostro» y, tambaleante, decido que es hora de poner rumbo a mi objetivo.
Antes de que caiga la noche, me voy andando hasta la Molineta, que está a 608 m de distancia de la última casa del pueblo. Demasiado cerca para evitar la contaminación lumínica y que pueda verse la vía láctea, pienso. De camino, me detengo para fotografiar la iglesia desde una perspectiva poco habitual.
Cuando llego al molino, abro Photopills (app que utilizo para planificación en astrofotografía) y calculo por dónde aparecerá el centro galáctico. Me muevo alrededor del sujeto, planificando los encuadres que haré esta noche. Este es un paso ineludible en fotografía nocturna, la planificación hay que hacerla de día, porque de noche no se ve un pijo, máxime si no hay luna, que es cuando se fotografía la vía láctea.
Hago una foto a distancia, con una focal larga (200 mm), para acercar el sujeto a los pinos y que así aparezca enmarcado por estos, dando una sensación de proximidad mucho mayor que la real. Escoger la distancia focal del objetivo que se va a utilizar, es también un recurso valioso para la composición de la imagen, como veremos con más detalle.
GIGANTES
El mismo objetivo (200 mm), me sirve para acercar los molinos eólicos de la sierra de Puebla de Almenara y obtener una imagen que cuenta una historia. El contraste entre dos estructuras tecnológicas, separadas cientos de años, que aprovechan el mismo fenómeno físico para obtener un recurso fundamental, el pan en la edad media y la energía ahora.
VEINTE AÑOS NO ES NADA
Compruebo lo que han crecido los pinos en los veinte años transcurridos, entre esta imagen y la primera, y cómo la pobre Molineta se ha dejado las aspas por el camino. Cualquier pérdida es grave, pero no me parece mucho el tributo a ese implacable depredador que llamamos tiempo, teniendo en cuenta que, salvo en eso, luce bien, firmemente asentada y encalada de blanco, con su caperuza cónica intacta apuntando al cielo. Yo, en el mismo período, he perdido cinco dientes, un riñón y mi caperuza que, antaño profusamente ornada de rizos negros, hoy es un triste ejemplo de calvicie androgénica, en los que unos ralos rizos blancos no consiguen disimular su impúdica desnudez.
Con este pensamiento en mi cabeza, en un paraje tan familiar de mis años infantiles y de primera juventud, suena en el recuerdo con nostalgia «Volver», de Carlos Gardel:
Volver, con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien.
Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada
que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra.
LA IMPORTANCIA DE LA DISTANCIA FOCAL.
La distancia focal, como he dicho, es un recurso imprescindible para escoger que elementos incluimos en el encuadre. En la imagen anterior hemos visto cómo al utilizar un teleobjetivo corto (200 mm), la Molineta aparece con el mismo tamaño que los molinos eólicos, cuando éstos están mucho más lejos. De hecho, así se ven desde la Molineta.
Al contrario del ejemplo anterior, si utilizamos una focal corta, lo que está lejos aparecerá muy pequeño dentro del encuadre. Esto se aprecia muy bien en la siguiente imagen nocturna, realizada unas horas después, con un gran angular (15 mm).
Los molinos eólicos son esas lucecitas alineadas que se ven sobre la sierra, a la izquierda de la Molineta. Su tamaño es tan pequeño que apenas se aprecian, nada que ver con la imagen realizada con el 200 mm en el que aparecen con el mismo tamaño que la Molineta. Con este ejemplo, se pone de manifiesto la importancia de la distancia focal empleada para la composición de la imagen.
QUE POLVO TIENE EL MOLINO
Tras una frugal cena para quince amigos en el Centro Social, con algunos bocatas, dos raciones de morro de cerdo y otra dos de oreja que, por un extraño encantamiento, también parecían de morro, regada con toda la cerveza disponible en el bar, me fui a la Molineta más contento que un hipocondriaco en pandemia. Mientras, mis amigos y familiares, junto al resto de la gente del pueblo, se iban a la plaza de toros porque era la noche del encierro.
De camino, iba pensando si me encontraría a alguien, pues al poner «Molineta Osa de la Vega» en Google, la primera página que sale es una de mispicaderos.com, en la que se califica como un excelente lugar para encuentros sexuales, «Íntimo y con buenas vistas», dice. ¡Coño, ni que fuera un motel en Las Vegas!».
Vale, sé que así, sin aspas, guarda algún parecido con… eso, más incluso que algunos consoladores, y también es cierto que los molinos siempre han gozado de un carisma picantón en nuestra cultura:
Que polvo tiene el camino
Que polvo la carretera
Que polvo tiene el molino
Que polvo la molinera
Y por supuesto que el amor es algo maravilloso y el sexo lo es aún más, pero que la única referencia a la Molineta en internet sea como polvera, no me agrada. Esto puede tener un efecto llamada, como se corra la voz, de consecuencias impredecibles, una bomba social. Además, este tipo de turismo sexual no es conveniente para el pueblo, solo deja condones anudados y toallitas tiesas. Me parece un injustificable agravio y supone un incentivo más para hacer una publicación y colocar la Molineta, también en la red, en el lugar que se merece.
LA MOLINETA DE NOCHE
Cuando llego a la localización, aunque ya se ve noche cerrada, es todavía crepúsculo astronómico y la cámara capta el tenue reflejo del sol en el horizonte, que yo apenas distingo. Esta luz, junto a la que llega del pueblo, ilumina el paisaje, apareciendo un cielo completamente estrellado, pero con una iluminación impropia de un paisaje nocturno.
El amarillento reflejo crepuscular contrasta con el azul del cielo, de un bonito tono por la escasísima claridad que aún queda, me parece que puede ser una buena imagen que responda a la regla de colores complementarios.
Mi intención es fotografiar la vía láctea, pero no la veo y es que el cielo no se aprecia con nitidez, por la presencia de nubes altas.
Aprovecho esta circunstancia para buscar un encuadre en el que aparezcan las nubes en diagonal sobre el molino y aporten dinamismo y profundidad al paisaje. La naturaleza, por los imprevistos atmosféricos o de otro tipo, a menudo obliga a improvisar. La luz que se ve es la natural de la escena y responde, como he dicho, a la luz artificial que viene del pueblo.
Mientras aparece el centro galáctico, decido hacer una foto iluminando la escena. Coloco un foco de luz cálida en el banco, acertado regalo de mi hija, y busco un ángulo desde el que no pueda verse el foco, para que no salgan zonas quemadas. No obstante, el resultado me gusta menos que con la luz natural de la foto anterior y abandono definitivamente la idea de añadir más iluminación artificial.
EL ABRAZO DE LA OSA
Si tuviera que ponerle título, ese sería el de la siguiente imagen, pues parecía que la Osa Mayor abrazaba a la Molineta y, además, me gustaba el doble sentido que tiene la frase.
¿Que no ves la Osa Mayor en la foto? Normal, solo un ojo acostumbrado a buscarla en el cielo nocturno puede localizarla en esta imagen. Sin embargo, la vemos perfectamente cuando la observamos de noche y entonces, ¿por qué no se ve tan claramente en la imagen?
Pues eso es porque nosotros, cuando observamos el cielo nocturno, vemos muy pocas estrellas, solo las más brillantes como las que forman la Osa Mayor, mientras que la cámara capta tantas estrellas que la constelación se pierde entre la multitud estelar.
Voy a tener que emplear otro recurso, si quiero mostrar bien la osa mayor.
Y, como de costumbre en fotografía nocturna, hay que solucionarlo en la edición, con Photoshop en este caso. Trabajando con capas en modo luz suave, es posible realzar el «glow» (brillo natural de la estrella). Habrá quien piense que eso no es natural, como si la fotografía lo fuera y mucho menos la nocturna, que nos muestra el mundo como somos incapaces de verlo.
La fotografía artística, bajo mi punto de vista, debe servir para acentuar la belleza natural, que es un objetivo de la fotografía como arte y para mostrar la realidad, a ser posible, con una mirada diferente, pues para mostrarla como es, ya tenemos nuestros ojos y la fotografía documental. Sin embargo, en este caso sirve para distinguir la constelación como lo hacemos naturalmente, cuando observamos el cielo de noche.
LOS COLORES DE LAS ESTRELLAS
Pero es que, además, esta técnica nos sirve para realzar el color natural de las estrellas. Y es que esa es otra característica de la fotografía nocturna, que nos muestra el cielo como es, no como lo vemos. De noche somos incapaces de apreciar los colores, pero la cámara sí los registra. Las estrellas no son blancas, como nosotros las vemos, si no que tienen multitud de colores.
Cada fotografía nocturna lleva tiempo realizarla. Todas son de larga exposición (desde algunos segundos a minutos), con la cámara firmemente fijada al trípode (cualquier mínima vibración arruina la foto).
Además, es necesario ajustar en cada disparo los diferentes parámetros de la cámara (ISO, velocidad y diafragma), por la escasa luz ambiental y el fuerte contraste con las zonas iluminadas (contaminación lumínica de las casas, pueblos, etc.).
Los disparos deben hacerse con disparador automático porque con el simple hecho de apretar el botón del obturador con el dedo ya saldría movida, aunque esté en el trípode.
Consigo una tenue vía láctea con el centro galáctico muy poco marcado. Está claro que esta noche seguro que no voy a poder fotografiarla y está aún por ver si es posible hacerlo. Un cohete ilumina el cielo de rojo sobre la torre de la iglesia, lo que indica que el encierro taurino ya ha concluido. Ya es hora de volver, pero antes quiero fotografiar el pueblo desde la Molineta.
AHORQUILLADO (BRACKETING) DE EXPOSICIÓN
En imágenes nocturnas de fuerte contraste lumínico, como es ésta, en el que el pueblo está completamente iluminado y el campo totalmente oscuro, para conseguir que haya detalle en las sombras y las altas luces no salgan quemadas, es necesario hacer un ahorquillado de exposición.
Se hacen tres fotografías iguales, sin mover la cámara, pero ajustando la exposición en cada una de ellas, a las altas luces, tonos medios y sombras respectivamente.
Después se unen las tres imágenes como capas en Photoshop (HDR) y posteriormente se revela el archivo combinado resultante, también en Photoshop. El resultado es la imagen que encabeza este apartado.
Vuelvo al pueblo, son cerca de las tres de la madrugada y ya oigo los zambombazos de la disco-móvil, que es lo que toca esta noche. Sé que me está esperando un refrescante gin-tonic.
LA VÍA LÁCTEA
Al día siguiente, martes, aprovecho que la Plaza se ha despejado de público, por la hora de la cena, para volver a la Molineta. Hay muchas menos nubes altas, el cielo está más claro y, según Photopills, el centro galáctico será visible hasta la 0:45 horas. Tengo algo menos de dos horas para fotografiarlo.
Aunque no con la claridad que debería, sí aparece la vía láctea con el centro galáctico más marcado que la noche anterior. Es obvio que la contaminación lumínica resta nitidez al centro galáctico. Cuando éste se fotografía en un punto al que no llega la contaminación lumínica, sale con mucho más detalle.
Esto se puede apreciar en la siguiente imagen que hice en el «Pico Villuercas» (Cáceres), el punto más alto de los Montes de Toledo.
La modelo es mi hija, Elisa, que tuvo permanecer quieta durante los 25 segundos que dura la exposición. Tenía una linterna en la mano, con la que pegó un fogonazo de 1 segundo para iluminar la choza por dentro. El resto de la iluminación de la escena, es de las luces de una gran torre de comunicaciones que hay en el Pico (además de la que se ve en la imagen).
LA MOLINETA BAJO EL ARCO DE LA VÍA LÁCTEA
El hecho de que se viera la vía láctea en la Molineta, me animó a hacer una panorámica con el arco completo.
Para conseguir esta imagen hay que realizar 16 fotografías verticales, 8 para el cielo y otras 8 para el suelo, todas hechas con un gran angular (15 mm) para capturar la mayor porción de espacio posible.
Lo habitual, en plena naturaleza, es que la parte del suelo necesite más exposición que el cielo, como ya expliqué en la publicación «Una noche en Monfragüe». Pero en esta ocasión, como llega luz artificial a la escena, todas las fotos, tienen los mismos parámetros: 25 segundos de exposición a ISO 3.200 y F 2.8.
Después, con cada una de las filas se hace una panorámica, resultando dos panorámicas, una para el cielo y otra para el suelo como se muestra en la siguiente imagen. El programa que yo uso, porque es el que mejores resultados me ha dado para realizar panorámicas, es PTgui.
Estas panorámicas hay que unirlas posteriormente con Photoshop y, como es de imaginar por las imágenes de partida, es un trabajo complejo y muy laborioso. Una vez hecho esto, procedo al revelado final de la imagen con Ligthroom, porque hasta ahora las imágenes están en crudo ( formato raw). El resultado es la imagen que encabeza este apartado.
Las imágenes de la vía láctea, además del trabajo de campo, llevan muchísimo trabajo de edición, pero no solo nos muestran el hermoso paisaje nocturno, sino que nos permiten ver cosas imposibles en la realidad, como el arco completo de la vía láctea en una sola imagen.
CUÉNTAME
Decido realizar otra panorámica con el arco completo de la vía láctea, con la misma técnica expuesta anteriormente, pero esta vez me acerco más al sujeto para darle más protagonismo.
Al utilizar una focal corta (15 mm) cerca del molino, este aparece magnificado en el encuadre, mientras lo que está un poco más alejado, como los pinos, aparece mucho más pequeño, como hemos visto en el apartado «Importancia de la distancia focal».
A la Molineta, en el silencio nocturno sólo intermitentemente roto por el canto de un mochuelo, llega la aguda voz femenina de la cantante de la orquesta Madelon: “Cuéntame… como te ha ido…”. Ese tema de Fórmula V es la cabecera de la popular serie, que simboliza un pedazo de la historia de España, como la Molineta representa un pedazo de la mía.
Decido que, como ya ha comenzado el baile, es momento de recoger los bártulos e ir a por ese refrescante gin tonic, que complementa a la perfección los entrañables y emotivos encuentros con la gente, que siempre brinda la fiesta de mi pueblo.
LA MOLINETA Y LA LUNA
Dos semanas después de la fiesta, había luna llena y vuelvo al pueblo para fotografiarla con la Molineta. Quiero una luna grande en el encuadre, así que busco un punto distante para utilizar un teleobjetivo largo (600 mm). Ya hemos visto, con el ejemplo de la Molineta y los molinos eólicos, cómo las focales largas acercan los planos lejanos, haciendo que lo que está distante tenga un tamaño relativo mayor.
Con Photopills calculo un punto para hacer la foto desde la carretera de Hontanaya, en el que la Molineta esté a media distancia (1,7 km), pero como es un teleobjetivo saldrá en primer plano. La luna aparecerá tras la sierra de Fuentelespino de Haro, a 9,2 Km y con un diámetro aparente de 88,7 m, que me parece suficiente. Al lugar me acompaña mi amigo y paisano Pancra.
Sale justo detrás de la gran torre de vigilancia forestal de Fuentelespino de Haro, que tendrá unos 45 metros de altura, lo que da una idea del tamaño aparente de la luna. Como no había previsto este inconveniente, voy a tener que improvisar y hacer de la necesidad virtud. Es cuestión de esperar a que la luna alcance altura y movernos un poco, hasta que la vea justo encima de la torre.
Y ahora sí, así situada sobre la torre, ésta deja de ser un problema y se convierte en un aliado, ya que mejora notablemente la composición de la imagen. Ahora la luna parece una piruleta, el más famoso y universal invento español después del Quijote y obra del ínclito D. Luis Jimenez Somacarrera en los años 60.
El día que la luna está completa al 100%, es el único que sale en hora azul y es el mejor para fotografiarla, porque aún hay luz de día y no es excesivo el contraste lumínico.
LA OSA DE NOCHE
La noche siguiente la luna ya salía después de la hora azul, durante el crepúsculo astronómico (para comprender las diferentes fases del crepúsculo ver, en este mismo blog, «Entender la luz natural: la hora mágica»). Quería fotografiarla con el pueblo, concretamente sobre la iglesia. La localización perfecta se situaba en la linde del monte, bajo la ermita de San Marcos, que también fotografié bajo la vía láctea en «Noches de Osa».
Mi pueblo, como su propio nombre ya indica, está situado en el fondo de un suave valle. Es, por tanto, imposible sacar la luna, desde la distancia, tras cualquier monumento del mismo. Si la Molineta estuviese en cualquiera de los cerros que lo rodean, la imagen con la luna hubiese ganado mucho. Aparecería el molino y, tras él, una luna enorme, algo parecido a la siguiente imagen que realicé después, durante la siguiente luna llena, en Consuegra (Toledo).
LA OSA Y LA LUNA
Pero hoy, en mi pueblo, está a punto de concluir el crepúsculo civil y la luna no aparece como ya sé, porque previamente la he planificado con Photopills.
También sé por experiencia que la imagen que voy a obtener, pasada la hora azul, no va a ser tan buena como la del día anterior. No obstante, ya que estoy aquí, me quedo en el campo hasta que caiga la noche y trataré de fotografiar la salida de luna, con las condiciones de luz que tenga.
Cuando la luna asoma es ya noche cerrada. El rango dinámico de la escena (contraste entre luces y sombras) excede el que puede captar cualquier cámara y es imposible solucionarlo con una sola imagen, como se aprecia en esta foto. No hay apenas detalle en las sombras y, sin embargo, la luna sale ya quemada. Es necesario hacer un ahorquillado de exposición, como he descrito en el apartado correspondiente, si quiero que salga el pueblo y la luna con detalle.
BRACKETING DE EXPOSICIÓN CON LA LUNA.
Realizo tres fotos exponiendo a las altas luces, tonos medios y sombras respectivamente. Este paso con la luna debe realizarse vertiginosamente, porque el astro se mueve rápidamente y al combinarse las imágenes aparecen «fantasmas», que luego cuesta mucho trabajo corregir en edición.
Al combinar las tres fotografías se obtiene una imagen HDR (alto rango dinámico).
No obstante parte del paisaje aparece reventado, sin detalle, por la intensidad de la luz de la luna y el contraste con la oscuridad del campo. Nada que ver con la limpieza y detalle que tenía la escena que retraté la tarde anterior en hora azul.
LUNA DE NOCHE SIN AHORQUILLADO
En una ciudad, sin embargo, sí es posible fotografiar la salida de luna de noche. La propia luz que emite la ciudad iguala la luminosidad de la luna y es posible, incluso, hacerlo con una sola imagen, sin recurrir al ahorquillado, como se muestra en la siguiente imagen que hice situado a 4,2 km de Toledo.
Y hasta aquí las técnicas que yo empleo para fotografiar la Vía láctea y la Luna. Me he dejado aspectos importantes como la manera de solucionar el enfoque (las cámaras enfocan por contraste, que de noche no hay) y la hiperfocal, además de otras cuestiones, como el balance de blancos o como eliminar el inevitable ruido cuando se trabaja con ISOs tan altos.
Pero eso requiere mucho contenido que alargaría demasiado esta publicación, que ya considero excesiva. Aún así, creo que ha quedado claro que la fotografía nocturna es un proceso que consta de tres fases: planificación, realización y edición, y que las tres son imprescindibles. Además se han expuesto las diferentes herramientas y técnicas para llevar a cabo cada una de las fases, así como para afrontar las situaciones en las que las condiciones lumínicas exceden la capacidad del sensor de la cámara para resolverlas. Por último, también se ha explicado con ejemplos, la importancia de la distancia focal para decidir qué elementos entran en el encuadre, lo que afecta a la composición de la imagen.
8 comentarios
Espectacular Juanra…
Muchas gracias Ruben. Me encanta que te te haya gustado. Es un placer saber que alguien disfruta con una creación propia y un honor poder hacerlo.
Muy interesante el relato, Juan Ramón. Has sabido conjugar la clase de fotografía nocturna, para las personas que están iniciando esa aventura de la fotografía nocturna, con la expresión de amor a tu querido pueblo, Osa de la Vega. Todo ello con una manera muy didáctica y lírica poética que me gusta.
MGH
Gracias Martín, por tu explícito comentario y apreciar el difícil equilibrio entre lo técnico y emocional. Es una honra para mí que, alguien tan comprometido con el mundo de la enseñanza, lo encuentre didáctico y más aún, lírico.
Escribir es la manera más profunda de leer la vida, pero tú además, eres un muy buen observador.Gran trabajo Juanra.
Gracias compañero. Buena reflexión sobre la escritura, porque efectivamente es un ejercicio que obliga a profundizar sobre la realidad percibida. Al intentar contar ésta, surgen matices y aristas inadvertidos, que la dotan de una nueva dimensión. Escribir, es una manera de reinventar la realidad. Muy agradecido, Ángel, por tu excelente comentario.
Muy buen relato en el que compaginas lo literario con lo técnico. Agradezco tus explicaciones, se aprende de ellas.
Gracias a ti Jose Antonio. Para mí es importante tu comentario, viniendo de un experimentado fotógrafo como tú.Es un excelente feed-back que me sirve para saber el grado de utilidad que tiene la publicación.