La vía láctea sobre el acueducto de las Herrerías cuenta una historia, como todas las fotos, pero ésta, además, tiene una historia detrás.
FLECHAZO
A veces con los lugares ocurre como con las personas, se produce un flechazo. Eso fue lo que me ocurrió con el acueducto de las Herrerías situado en Campillo de Deleitosa (Cáceres). Vi una imagen de esta impresionate obra y fue amor a primera vista. Inmediatamente visualicé el acueducto bajo la vía láctea y un fuerte impulso de conseguir esa imagen. Busqué por la red, pero no había ninguna fotografía nocturna de este lugar. Me propuse realizarla. Esta es la historia.
ACUEDUCTO DE LAS HERRERÍAS:LA HISTORIA QUE CUENTA.
Corría el mes de mayo del 2020. Estábamos en plenas restricciones de movilidad por la epidemia de covid 19. Pasado el confinamiento y cuando pude disponer de unos días libres, planifiqué el viaje a Campillo (septiembre).Llegué un domingo por la tarde y me dirigí al bar de la plaza (el único) dónde había alrededor de una decena de personas de todas las edades. Pregunté que por dónde se iba al acueducto, lo que dio pie a iniciar una conversación que nos ocupó toda la tarde. Uno de los presentes, Andrés, muy amablemente se ofreció a acompañarme a lo que se sumaron otras dos personas más. Menos mal que fue así, porque si no, yo solo, de noche y sin conocer la zona, jamás hubiera llegado. Nos prepararon unos bocatas y una botella de vino en el bar y emprendimos la ruta cuando empezaba a anochecer.
Tras hora y media llegamos al lugar donde el acueducto describe una curva y coge altura para salvar un valle. Este era el lugar que quería fotografiar y, como había planificado, la vía láctea describía un arco justo perpendicular al acueducto. El cielo lucía espectacular, miles de estrellas tililaban sobre el oscuro azul celeste. La vía láctea describía su arco sobre el que destacaba un centro galáctico completamente nítido, sin nada de contaminación lumínica. El acueducto, aparecía como una imponente mole de piedra oscura entre las sombras de las colinas circundantes. Disponía de una hora para fotografiar, antes de que saliera la luna y dejara de verse la vía láctea. Me puse manos a la obra para corroborar que, en ausencia de luz artificial y luz de luna, con solo la luz zodiacal, era imposible sacar detalle del acueducto en una sola captura si quería sacar nítida la vía láctea y las estrellas como puntos.
ESTRATEGIA
La visibilidad de las estrellas como puntos está en función de la longitud focal del objetivo, la apertura de éste, el tamaño del sensor de la cámara y la declinación de las estrellas. En mi caso con una Nikon D610 y un objetivo de 15 mms a F/2.8,en esa latitud, supone un máximo de 30 segundos de exposición que a una ISO de 6400 (el máximo aceptable en esta cámara) era suficiente par fotografiar la vía láctea pero claramente insuficiente para sacar detalle del acueducto y del terreno. Más tiempo de exposición suponía que las estrellas aparecerían como trazas, por lo que decidí cambiar de estrategia, lo que implicaba tener que volver otro día.
Nos apretamos los bocatas y la botella de vino y emprendimos el camino de vuelta. Conversando durante la marcha, me comentaron que ojalá que salieran bien las fotos, ya que no habían visto fotografías nocturnas del acueducto. Me conmovió el enorme afecto que manifestaban tanto al acueducto como al paisaje que lo enmarca, lo que me motivó, aún más, a volver de nuevo.
EL REGRESO
Sabía que para obtener la vía láctea sobre el acueducto necesitaba hacer dos fotos en momentos diferentes: una de la vía láctea en total ausencia de luz y otra del acueducto con un poco de luz.
Volví a Campillo dos días después, esta vez acompañado por mi hija, Elisa, y con más tiempo para preparar todo adecuadamente. También nos acompañó Andrés, pero esta vez se volvió antes de llegar a la zona más elevada del acueducto.
Para fotografiar el acueducto elegí el crepúsculo astronómico. El sol está ya a más de 12º grados por debajo del horizonte y , aunque a nuestros ojos, ya es noche total, el leve resplandor que queda en el cielo es suficiente, con una exposición prolongada, para poder obtener detalle de una escena. Hecho esto ya sólo me quedaba esperar a que finalizara el crepúsculo astronómico, la vía láctea se situara en el punto para la composición que quería, y fotografiarla.
TÉCNICA
La foto final es el resultado de 12 fotografías Son dos panorámicas diferentes unidas, de 6 fotografías verticales cada una. La parte del acueducto, como ya he comentado, se hizo primero. Ya era noche cerrada porque comenzaba a verse la vía láctea como se aprecia en la panorámica siguiente.
Las seis fotos verticales que componían la vía láctea se hicieron unas dos horas después, cuando la vía láctea se situó en el punto que yo quería. Lógicamente en ese intervalo no moví la cámara para asegurar que el ensamblaje fuera perfecto a la hora de unir las dos panorámicas. Los parámetros con los que se tomaron todas las fotografías son también los mismos para asegurar que existe concordancia (luminosidad, profundidad de campo, temperatura de color, etc.) entre todas las fotos. Se hicieron con un gran angular de 15 mms a 6400 ISO, f 2.8 durante 30 segundos.
LO QUE CUENTA NO ES LO QUE CUESTA
A la ingente cantidad de horas invertidas en hacer esta foto hay que sumar algunas más del proceso de planificación y edición, momentos previo y posterior, respectivamente a la captura de la misma. También es enorme la satisfacción que se experimenta cuando has imaginado una imagen, de un lugar completamente desconocido, y la ves hecha realidad. Se hace patente el poder creativo de la imaginación y su capacidad para movilizar recursos.
Pero lo realmente importante de esta fotografía es todo el componente emocional que para mí representa. Suelo ir solo cuando hago fotografía nocturna. Sin embargo, en esta ocasión, se involucraron varias personas que hicieron que dos noches se convirtieran en un hermoso recuerdo perenne. A todas ellas mi afecto y gratitud.
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