Con Toledo y el río propongo un viaje diferente a Toledo para conocer su mayor monumento y el más castigado: el Tajo. El río es la esencia de la ciudad y lo que más la define. Veremos como y porqué el Tajo en Toledo, en apenas cincuenta años, ha cambiado su función de río por la de alcantarilla.
Como en todo viaje hay fotografías. Éstas quieren recoger la belleza de un mundo natural que, a pesar de las profundas heridas, se resiste a fenecer y pone de manifiesto que un río, es mucho más que una corriente de agua. Todas las imágenes están hechas a orillas del Tajo en la ciudad de Toledo, excepto la del lince que está hecha a pocos kilómetros (Polán).
EL TAJO EN MI MEMORIA
Recuerdo, en mi infancia, como las escasas carreteras que salían por el sur de Madrid se llenaban, los domingos veraniegos, con interminables caravanas de pequeños utilitarios, repletos de familias y tortillas, con destino a los entornos naturales más cercanos, ríos prístinos de pobladas riberas: Alberche y, sobre todo, el Tajo.
Había que madrugar porque se podía tardar más de dos horas en recorrer las pocas decenas de Kilómetros hasta Escalona o Aranjuez. El viaje merecía la pena, porque era la única forma de poder bañarse en la naturaleza, algo muy valorado por una población de origen rural, que vivía hacinada en ciudades dormitorio en construcción. Las playas, entonces, las conocíamos por el cine y eran solo cosa de “suecas” y, atraídos por éstas, de algunos varones ibéricos que compensaban su calvicie con un torso melenudo.
En esta imagen, extraída del excelente blog Toledo Olvidado, puede verse el aspecto de la playa de Safont un domingo estival en los años 60.
El 19 de junio de 1972 fue el ultimo día que se permitió el baño en los municipios ribereños de Toledo, porque sus aguas comenzaban a estar muy contaminadas..
EL TAJO HOY
Rememoro aquellos idílicos baños, en lo que me parecía un paraíso de aguas cristalinas bajo enormes árboles centenarios, 50 años después a orillas del río Tajo, en la ciudad de Toledo. También es domingo y hace calor. Estoy de servicio y junto a mi compañero José Antonio Tobes, nos disponemos a recorrer la senda ecológica con el fin de comprobar el estado de una pareja de halcones peregrinos asentados en la orilla del río.
Este es un recorrido muy apreciado por los toledanos, pero poco conocido por los visitantes. Posibilita disfrutar de magníficas vistas de la ciudad monumental, a la vez que apreciar su patrimonio natural, a lo largo del curso del río que rodea la ciudad.
Iniciamos el recorrido en el puente de Alcántara. Se agradece el frescor de la senda, a la sombra de la vegetación y las vistas del río desde una posición elevada. Ello permite visionar con claridad las especies de aves que lo pueblan.
Al poco vislumbramos la primera garza real dentro del cauce. El aspecto del río, con un escaso caudal de aguas turbias y espumosas, dista mucho del Tajo de mis recuerdos infantiles.
UNA CLOACA A CIELO ABIERTO
La contaminación proviene de Madrid. Las aguas residuales de esta comunidad entran en el Tajo a través del Jarama, que desemboca en el término municipal de Aranjuez. En este punto cuesta apreciar cuál es el río principal y el tributario, ya que el afluente Jarama triplica en caudal al Tajo. El escaso caudal de éste es por la regulación en cabecera, hacia el trasvase Tajo-Segura. Hay varios estudios que constatan que las aguas residuales del Jarama están insuficientemente depuradas, ya que transportan metales pesados y compuestos de fósforo y nitrógeno, en concentraciones muy superiores a las naturales. Esta entrada masiva de contaminantes por el Jarama, se ve agravada por la falta de dilución debido al poco caudal del Tajo. En estas condiciones, el río llega a Toledo.
Mi compañero me indica la presencia de un martinete posado en una rama sobre el río.
EL RÍO EXPOLIADO
El Tajo es una valiosa fuente de energía. Su cauce es un rosario de embalses y presas para suministro eléctrico, además de refrigerar la central nuclear de Trillo y las dos de Almaraz, que representan el 40% de la potencia nuclear de España.
En 1980 entró en funcionamiento el trasvase del Tajo-Segura. Entonces se derivan las dos terceras partes de las aportaciones de los embalses de cabecera a Murcia, Alicante y Almería. Esta obra de ingeniería se diseñó en la dictadura pensando que a la cabecera del Tajo, con todas sus demandas internas satisfechas, le sobraban hasta 1.000 hectómetros cúbicos anuales. Éstos podían llevarse a Levante para contribuir a su desarrollo. Hoy, es evidente que fueron cálculos poco rigurosos, que se hicieron en un período muy húmedo.
Vemos otra garza real en la orilla más próxima, que me permite obtener una bella imagen del animal, aislado sobre su posadero.
Actualmente los embalses de cabecera, Entrepeñas y Buendía, están por debajo del 10% de su capacidad. Exhiben un desolador paisaje de tierra seca donde antes había agua. Las aportaciones medias al Tajo han disminuido un 50 % en su cabecera, si comparamos el período pretrasvase (1958-1980) con los 37 años posteriores (1980-2017). Esta situación se ha agravado en los últimos años y lo seguirá haciendo como consecuencia del cambio climático. De hecho ya ha habido episodios en los que apenas se ha alcanzado el exiguo “caudal ecológico”.
A este déficit hídrico hay que sumar el considerable aumento de las demandas, para regadío y abastecimiento, en toda la cuenca del Tajo, que se ha producido en las últimas décadas.
Además la ciencia es concluyente: el trasvase Tajo-Segura está matando al Mar menor. El agua aportada ha propiciado un crecimiento exponencial de la agricultura intensiva e industrial, basada en agrotóxicos, que está produciendo el colapso ambiental de la mayor laguna salada de Europa. La solución para el Mar menor pasa, también, por acabar con el trasvase.
Con motivo del cincuenta aniversario de la prohibición del baño en Toledo, se ha celebrado del 3 al 5 de junio, un festival de música . La masiva participación, ha puesto de manifiesto la sensibilidad de los toledanos hacia el Tajo y su justa reivindicación de que vuelva a ser un río vivo.
LA VIDA QUE SOBREVIVE
Continuamos con nuestro recorrido por la senda ecológica y sorprende la cantidad de ardeidas que pueden verse desde la misma. En unos pocos cientos de metros hemos avistado cinco garzas y seis martinetes.
Pero no solo abundan especies de medios acuáticos. El río también es una fuente de recursos para otras especies no tan dependientes del agua. No es de extrañar, por tanto, que «Nectarina» una hembra de lince, se acerque con frecuencia al Tajo. Ésta lleva asentada un tiempo en las zonas de monte próximas a la capital y visita con frecuencia el río, como confirman varios testigos. Este dato es corroborado por el radioseguimiento que efectuamos los agentes medioambientales, según me comenta Carlos de la Azuela, uno de los compañeros encargado de ese seguimiento.
Me cuenta Carlos que también se han acercado a la capital otros ejemplares de lince, procedentes de sueltas de cría en cautividad, como Semente o Kentaro. «Estos animales utilizan los cursos fluviales para ocultarse y también como corredores para moverse por el territorio «, me dice.
UNA SOLUCIÓN ECOLÓGICA
Y por fin aparecen los animales que andábamos buscando. Hacía muchos años, que no veía la aerodinámica silueta de un halcón peregrino, a la orilla del río. Hace 30 años, cuando comencé a trabajar en Toledo, había siete parejas en el valle del Tajo, pero paulatinamente fueron desapareciendo hasta extinguirse. El factor más decisivo es la depredación por el búho real, muy abundante en la provincia de Toledo.
El ejemplar que avistamos porta restos vegetales, lo que hace intuir que está nidificando. Es uno de los ejemplares procedentes de cría en cautividad que se ha reintroducido en Toledo por la técnica de «hacking».
«Se introducen los pollos en un jaulón-nido que colocamos en el lugar que queremos que colonicen» me comenta Diego Tordesillas, otro agente medioambiental y experto cetrero, uno de los responsables de llevar a cabo esta técnica en Toledo. «Después se les alimenta con sus presas naturales, normalmente palomas, sin en que ningún momento vean o tengan contacto con personas. Cuando han completado su desarrollo se liberan.
«Seguidamente es necesario seguir alimentándolos a diario, ya en libertad, para fijarlos al territorio, hasta que son capaces, por si mismos de cazar presas» continua Diego. Es un trabajo muy especializado que requiere gran experiencia. A continuación se dispersan y pueden alejarse mucho ( hasta el norte de Europa o de África), pero al cabo de dos años, cuando han alcanzado la madurez sexual vuelven a criar al lugar de origen»
Comprobamos la eficacia de esta técnica esa misma mañana desde la senda ecológica. Localizamos al halcón, que habíamos visto una hora antes, junto a su pareja. Ambos han sido introducidos por hacking y han vuelto a criar a Toledo eligiendo, como no, un cantil a orillas del Tajo para el emplazamiento del nido, a 200 metros escasos del Álcazar , donde pasaron sus primeros meses de vida.
El fuerte contraste lumínico que observo en una paloma sobre un tejado, me empujan a fotografiarla para obtener una imagen en clave baja. La alta densidad de palomas es un problema en una ciudad monumental como Toledo. La reintroducción de halcones, su depredador natural, es un buen ejemplo de como solucionar problemas ambientales desde la propia naturaleza. Este año se ha instalado el jaulón-nido en la catedral y se están criando tres pollos, dos machos y una hembra, procedentes de cría en cautividad. La alta disponibilidad de presas y la menor densidad de búhos reales cerca de la capital, incrementan la posibilidad de conseguir una población estable de halcones en la misma.
LA FREZA DEL BARBO
Algunos días después de nuestro recorrido por la senda ecológica, mi compañero Tobes me informa que ya se ven los barbos remontando el Tajo, en el azud del puente de San Martín.
Este es un hermoso espectáculo, que puede observarse todas las primaveras en la ciudad monumental y que, con un rio limpio, poco tendría que envidiar a las espectaculares imágenes, que estamos acostumbrados a ver en los documentales de salmones, remontando los ríos de Alaska.
Siguiendo su instinto, los barbos remontan el río con destino a los tramos más altos del mismo, de aguas más oxigenadas y con lecho de gravas, donde efectuar el desove.
Para salvar los desniveles, los barbos deben realizar acrobáticos saltos en los que se pone a prueba su fuerza y flexibilidad.
Muchos de los intentos resultan infructuosos y acaban estrellándose contra el muro.
Los golpes y roces les provocan heridas, pero siguen intentándolo mientras les queden fuerzas.
Así actúa la selección natural. Los más débiles y enfermos no conseguirán remontar y, por tanto, reproducirse.
El movimiento de agua y peces es una magnífica oportunidad para el fotógrafo que, jugando con la velocidad de obturación, puede obtener espectaculares imágenes.
Con un resultado final muy pictórico.
TOLEDO Y EL RÍO. CONCLUSIÓN
El Tajo es el monumento más valioso de Toledo. Tanto su origen e historia como su patrimonio natural, cultural y paisajístico, son uno con el río. Éste es, de los grandes ríos, el más maltratado de la Península Ibérica cuando, paradójicamente, tanto aporta. Es una fuente inestimable de recursos, tanto económicos como ambientales. Es el alma de emblemáticos espacios naturales protegidos como el parque natural del Alto Tajo o el parque nacional de Monfragüe.
Continuar con su exagerada contaminación a su paso por Toledo, de la que el 90% es atribuible a la mala depuración de las aguas residuales de Madrid que gestiona el canal de Isabel II es, además de una práctica ambiental ilegal (hay varias denuncias y sanciones al respecto), un desprecio hacia el río y los municipio ribereños. Es posible hacerlo mejor y tenemos ejemplos, como la espectacular recuperación del Támesis en Londres. Este río ha pasado de estar biológicamente muerto a tener en la actualidad más de 125 especies, incluidas 97 especies piscícolas, tres especies de tiburones amenazadas y mamíferos marinos, como focas.
También es posible y urgente acabar con el expolio del río. El creciente déficit de precipitaciones y el aumento de la demanda hídrica en la cuenca, que se verá agravado en el futuro por el cambio climático, han pulverizado el mito de considerar la cuenca del Tajo como excedentaria.
Además, el trasvase Tajo-Segura se ha convertido en, ambientalmente, letal para ambas cuencas. El agua que se aporta al Levante, ha servido para el desarrollo de una agricultura intensiva e industrial, incluso con explotaciones ilegales, al servicio de lobbies agroalimentarios. Es posible y necesario otro modelo, con menos demanda de agua y, ecológicamente, más sostenible. Terminar con el trasvase, también será beneficioso para el Levante, porque ayudará mucho a resolver grandes problemas ambientales, que a la postre derivan en perjuicios económicos, como ocurre en el Mar menor.
Con todo esto se puede lograr, que el río más largo de la península ibérica (1007 km), comience a dejar de ser también el más despreciado y Toledo recupere de nuevo su esencia.
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