El punto es la unidad más básica del lenguaje visual y, a pesar de ser diminuto, tiene gran importancia. Su principal característica es, precisamente, su tamaño pequeño relativo al tamaño total de la imagen. Importa solo su tamaño relativo, no el real. El sol, por ejemplo, puede ser un punto en una fotografía de paisaje, si ocupa muy poco espacio en la imagen. A pesar de su pequeño tamaño, el punto puede tener gran poder de atracción visual, como podemos observar en la siguiente imagen.
Amanecer en Erg Chebbi (Marruecos)
Dos puntos en una imagen dan idea de distancia y profundidad, constituyen, por consiguiente, tanto una referencia espacial como de volumen. Si hay varios y decrece su tamaño con la distancia, por ejemplo, comunican sensación de tridimensionalidad.
Cuando aparecen varios puntos en una imagen nuestra percepción visual establece una conexión entre ellos mediante líneas rectas creando dirección y movimiento.
En el lenguaje matemático el punto no tiene dimensión, pero en el lenguaje visual tiene textura, color y forma. Esta circunstancia dio origen al Puntillismo, que es una técnica pictórica basada en poner sobre la tela puntos de colores puros en vez de pinceladas. El pionero en esta técnica fue el pintor neo-impresionista Georges Seurat quién descubrió la división de tonos por la posición de puntos de color que, mirados a cierta distancia, crean en la retina las combinaciones deseadas. Es el ojo el que combina los colores y no el artista.
UTILIZACIÓN DEL PUNTO EN FOTOGRAFÍA.
De lo anteriormente expuesto se infiere que en fotografía podemos utilizar los puntos para lo siguiente:
-Dar sensación de espacio y profundidad
–Establecer direccionalidad dentro de la imagen
-Guiar la mirada del espectador para establecer un recorrido por la imagen
-Equilibrar el peso visual de una imagen
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